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jueves, 15 de marzo de 2012

Rubik Restobar: otra forma de verlo


Algo de rock para los oídos y buena cerveza para el paladar

Foto tomada de Facebook
La primera gran sorpresa al regresar, después de un largo tiempo, a este bar del sector Santa Isabel (queda en Seminario 515, para ser más preciso) es que afuera hay un letrero que anuncia la venta de schop Leyenda ($1.800). Apuro el paso y al ingresar noto que está bastante lleno, al igual que en sus mesas ubicadas en el exterior. En la barra, los demás integrantes de Debaresybirras esperan sentados. Procedo.

Ya en mi lugar opto por una Pale Ale, prendo un cigarrillo y comienzo a disfrutar. El lugar, pese a la cantidad de personas, está tranquilo; no hay mucho ruido, no extremo al menos, y la música permite conversar, aunque la ubicación, en este momento, no permite que haya mucha fluidez.
El schop de Leyenda, después de un buen rato, ya es historia. Las expectativas eran más altas; para la próxima ocasión una en botella mejor y ya veremos qué tal.

Ahora nuestra ubicación corresponde a una mesa, conversando un poco de la vida y otro poco de tecnicismos sobre este proyecto. Ya tenemos nuestro nuevo pedido en proceso, en parte gracias a las recomendaciones hechas por el mesero alemán, Gordon, quien nos ha atendido de buena manera y demostrando saber lo que ofrece. Mis compañeros van por unas variedades de Estrella Damm y yo por una Tubinator. El primer sorbo es un golpe al paladar, una arremetida vinosa de 8 grados de alcohol que en primera instancia sienta bien, pero a medida que se avanza empieza a agotar, pero sirve para acompañar el ritmo que esta noche el Rubik empieza a mostrar. De hecho, la afluencia de público ahora es mayor que antes y ya hay algunas personas de pie, en el lado de la barra, bebiendo y pasándola bien según se ve.

Una guitarra electro acústica y contrabajo; caja, platillos y bombo adornan musicalmente la noche. El efecto de la potente Tubinator se deja sentir en el organismo y sobre la mesa espera, paciente, una Leyenda Golden Ale, magnífica en su vaso, dispuesta a ser disfrutada. La noche promete una buena dosis de tranquilidad, en un ambiente propicio para pasar un agradable momento.

La noche empieza a marcar su fin, las botellas de Leyenda se desparraman en la mesa y es posible, cuando se recorran, a pie, las calles que conducen a casa, decir que ésta ha sido una buena noche, que la mezcla de cerveza, puchos y el ambiente han hecho recordar que siempre es bueno dejar un espacio de tiempo para compartir con los amigos y que el Rubik, en esa tarea, es un buen cómplice.