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sábado, 17 de marzo de 2012

Bar The Clinic: firme junto al copete

Sabía usted que: en el bar The Clinic no encuentras gente del pueblo 

Recuerdo muy claramente una portada de los primeros Clinic, donde salía la reina Isabel tapándose la nariz y abajo decía: "Sáquenlo de aquí". Desde entonces enganché con ese diario de humor ácido y antipinochetista, que con el tiempo se hizo semanal; luego abrieron una tienda y hasta un bar.
Si te fumas uno bueno, y con la imaginación suficiente, podrías pensar que entras a las páginas del diario y habitas en ellas. Eso no es necesario si vas a la casona ubicada en Monjitas 578, luego de transitar por un pasillo simpáticamente decorado que tiene una tienda de souvenirs en la entrada.
Hay ocasiones en las que sabes que el equipo creativo hace la pega bien. Los titulares ácidos, y de humor inteligente, están inscritos por las paredes, la decoración es una joyita, interesante, elegante, todo en tonos blanco y negro, como hojas del periódico, impregnada de ese antipiñerismo que saca sonrisas y te hace desde ya sentir a gusto en el lugar.
El sitio es amplio, elegante, bien distribuido y está lleno; dos señoritas me esperan en una mesa cerca a la barra donde transitan con frecuencia y apresuradamente los garzones y meseras que parecen salidos de un casting. Sobresale ,lo impecable de la barra, una vitrina con botellas de vodka y otros destilados acompañada por una refrigerador de cervezas donde fijo la mirada. Están disponibles la familia de las Estrella Damn, kross, Grassau y Guayacán y en schop hay Grassau Lager y Allipen (Ámbar), Kross Golden, además de Stout y Stella Artois. También venden michelada, ¡que Dios los pille confesados!
La música ambiente está un poco baja y no interrumpe la velada. Entre el ajetreo de garzones apanados sobresale el tipo de la barra, cual feriante simpático, quien pregona a viva voz los tragos que salen: marepotos, tusunamis, chiledeportes que es un arreglín de vino (por creatividad no se quedan)
Me pido una grassau de medio litro, servida en la copa de la misma marca. Sabe bien para comenzar el jueves noctámbulo, en un ambiente lleno de gente linda, bien vestida, adultos jóvenes y uno que otro turista.
Es inquietante ver que entre tanto garzón parecen no dar abasto, y el paso apresurado que llevan hace que mas de una vez tropiecen con tu brazo o con tu silla, sin siquiera pedir una disculpa. Se desentienden de nuestra mesa y la próxima chela hay que pedirla en la barra, donde el pregonero te atiende rápido, con una disposición generosa y cálida. Me sirve una Grassau Lager, un tanto pastosa y simple y me la tomo entre las sonrisas que te saca una pantalla que va pasando imágenes de Piñera ridiculizado, humor gráfico, portadas del Clinic y entre ellas les alcanza el humor para burlarse de sí mismos con un cartel que dice "desde ahora el webeo es pasteurizado", haciendo alusión a la salmonella que enfermó a algunos comensales hace un tiempo. El lugar no aburre, ir con varias personas y tomar asiento en los sillones para grupos más numerosos debe ser mejor que la mesa que nos tocó. Hay variedad de Cervezas para estar un buen rato, pero, eso sí, hay que ir con plata y no para la propina precisamente.

Monjitas 578