jueves, 3 de mayo de 2012

Bar Tertulia, Valparaíso


El puerto tiene un encanto propio, el solo acto de transitarlo e impregnarse de su esencia y su arquitectura, de su aire y su historia es toda una experiencia enriquecedora. No vamos a destacar la bohemia de esta cuidad maravillosa por que le es propia, como la poesía a Isla Negra o la cerveza a Valdivia, pero a pesar de eso es difícil encontrar lugares que reflejen el alma de la ciudad sin pretender disfrazarse de bar universitario o cantina gringa. Caminando por el sector de Bellavista de Valpo, en calle Esmeralda 1083, nos topamos con una puerta antiquísima, con un marco alto que da inmediatamente a una escalera de madera que conduce al segundo piso. Afuera un tímido cartel dice Tertulia (se viene a la mente ese programa del canal 13 cable, que honraba al debate sin animadversidades) y como el refugio para una buena conversacion es lo que buscamos, subimos la escalera cerca de las 12 de la noche de un día martes y nos recibe un tipo con pinta intelectual, quien nos guía para que elijamos donde sentarnos.

Impacta, emociona y cautiva ver el buen trabajo decorativo que se hizo en el, sin quitarle protagonismo a esas paredes de más de 3 metros de altura de casona del siglo pasado. Las habitaciones cumplen roles antagónicos, una decora sus muros con enormes cuadros que representan los cerros del puerto, su gente y su idiosincrasia, la otra está decorada "pop art", más moderna y minimalista; entre ambas hay un lugar con 3 sillones muy cómodos al lado de una ventana alta, con un árbol en su balcón y con vista a los sectores aledaños. La atención es cordial, amable. En la Carta no hay mucha variedad de cervezas, de las que nos incumben: Cerveza del Puerto en sus 3 variedades Clásicas (las premium de 1/2 litro no están) y Kunstmann también en sus 3 variedades clásicas. Los valores son convenientes: $1.700 c/u, además de una gama de cervezas de litro retornables.

Va pasando la noche mientras te dejas empapar de esta arquitectura que seria ideal acompañar de buen rock o un poco de jazz, pero en cambio la música electrónica se toma los parlantes que no contaminan acústicamente, pero sí le quitan un poco de magia al lugar.

Donde si nos llevamos una grata sorpresa es en la tabla para picar que pedimos, con queso fresco, pasas, frutos secos, jamón, ademas hay una amplia gama para elegir algo de comer. La noche se consume, cierran la barra, pedimos la cuenta, son cerca de las 2.30 de la mañana y estábamos tan a gusto que el tiempo pasó volando. Al irnos echamos un ultimo vistazo esperando volver encantados con la decoración, el lugar ideal para ir en pareja si te arrancas un día al puerto a mejorar lo oscuro del corazón!