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Sabía usted que: en el bar The Clinic no encuentras gente del pueblo |
Recuerdo
muy claramente una portada de los primeros Clinic, donde salía la
reina Isabel tapándose la nariz y abajo decía: "Sáquenlo de
aquí". Desde entonces enganché con ese diario de humor ácido
y antipinochetista, que con el tiempo se hizo semanal; luego abrieron
una tienda y hasta un bar.
Si
te fumas uno bueno, y con la imaginación suficiente, podrías pensar
que entras a las páginas del diario y habitas en ellas. Eso no es
necesario si vas a la casona ubicada en Monjitas 578, luego de
transitar por un pasillo simpáticamente decorado que tiene una
tienda de souvenirs en la entrada.
Hay
ocasiones en las que sabes que el equipo creativo hace la pega bien.
Los titulares ácidos, y de humor inteligente, están inscritos por
las paredes, la decoración es una joyita, interesante, elegante,
todo en tonos blanco y negro, como hojas del periódico, impregnada
de ese antipiñerismo que saca sonrisas y te hace desde ya sentir a
gusto en el lugar.
El
sitio es amplio, elegante, bien distribuido y está lleno; dos
señoritas me esperan en una mesa cerca a la barra donde transitan
con frecuencia y apresuradamente los garzones y meseras que parecen
salidos de un casting. Sobresale ,lo impecable de la barra, una
vitrina con botellas de vodka y otros destilados acompañada por una
refrigerador de cervezas donde fijo la mirada. Están disponibles la
familia de las Estrella Damn, kross, Grassau y Guayacán y en schop
hay Grassau Lager y Allipen (Ámbar), Kross Golden, además de Stout
y Stella Artois. También venden michelada, ¡que Dios los pille
confesados!
La
música ambiente está un poco baja y no interrumpe la velada. Entre
el ajetreo de garzones apanados sobresale el tipo de la barra, cual
feriante simpático, quien pregona a viva voz los tragos que salen:
marepotos, tusunamis, chiledeportes que es un arreglín de vino (por
creatividad no se quedan)
Me
pido una grassau de medio litro, servida en la copa de la misma
marca. Sabe bien para comenzar el jueves noctámbulo, en un ambiente
lleno de gente linda, bien vestida, adultos jóvenes y uno que otro
turista.
Es
inquietante ver que entre tanto garzón parecen no dar abasto, y el
paso apresurado que llevan hace que mas de una vez tropiecen con tu
brazo o con tu silla, sin siquiera pedir una disculpa. Se
desentienden de nuestra mesa y la próxima chela hay que pedirla en
la barra, donde el pregonero te atiende rápido, con una disposición
generosa y cálida. Me sirve una Grassau Lager, un tanto pastosa y
simple y me la tomo entre las sonrisas que te saca una pantalla que
va pasando imágenes de Piñera ridiculizado, humor gráfico,
portadas del Clinic y entre ellas les alcanza el humor para burlarse
de sí mismos con un cartel que dice "desde ahora el webeo es
pasteurizado", haciendo alusión a la salmonella que enfermó a
algunos comensales hace un tiempo. El lugar no aburre, ir con varias
personas y tomar asiento en los sillones para grupos más numerosos
debe ser mejor que la mesa que nos tocó. Hay variedad de Cervezas
para estar un buen rato, pero, eso sí, hay que ir con plata y no
para la propina precisamente.
Bar The Clinic
Monjitas 578